Año: 2000
Duración: 93 min.
Idioma: Español
Director: Karim Dridi
Sinopsis: "Buena Vista Social Club" marcó un hito en el campo de los documentales. Quiérase o no, la cámara de Wenders resucitó al documental de ese estadio inerte que lo habia sentenciado casi excluyentemente a la denuncia social con evidente influencia del discurso periodístico antes que cinematográfico.
Esta orientación manifiesta no es fortuita porque su mayor valor, aunque no el único, es el caracter verídico de su narración. Supuestamente, la cámara registra el hecho tal cual es, sin ficción alguna en su contenido. Obviamente, hay una tema de matices y no se descalifica un documental sólo porque esté guionado, o porque la ideología sature las imágenes. Mientras no sea ficción, todo está permitido, incluso la mixtura genérica con el cine, este último generador de ficción por antonomasia.
El hito mencionado se entiende cuando al hablar de música cubana y de documental se asocia libremente con la figura de Wim Wenders y con el grupo encantador de músicos que reflotó su documental sobre la música cubana.
Pero aunque la comparación sea recurrente, "Cuba feliz" está lejos de ser comparable con "BVSC". Principalmente porque el sentido de este documental está sometido a un contexto menos traumático y más festivo como bien lo dice su título. "Cuba Feliz", dirigida por Karim Dridi, y presentada en el III Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, se asemeja más a una versión sesgada y naïf de la música cubana, en toda su variedad, desde el folclore hasta el rap.
La cámara al hombro del mismo Dridi, sigue paso a paso el recorrido de un trovador apodado "el Gallo" por la geografía de la isla. "Cuba feliz" casi no tiene diálogos y en todo momento la heterogénea tipología de músicos, incluido un joven rapero, que él encuentra en su camino disfruta realmente con ser lo que es; la evaluación sobre sus destrezas como tales quedan a cargo del espectador.
Queda descontado que el punto para Dridi es que la música, no importa el estilo, produce alegría y felicidad en sus intérpretes. Sobre esta simple y escuálida inquietud se desarrolla todo el documental. No se aclara bien por qué debía ser en Cuba en lugar de Francia o qué tan distintos son esos músicos de otro lugar de la Tierra.
"Cuba feliz" parece ser una gran elipsis, una gran burbuja que sólo refleja una sonrisa desdentada. Falta el trabajo previo y "documentado" y el sentido global que si estaban presentes en "BVSC". Incluso, en el documental "Calle 54" se daba cuenta, brevemente, de las "historias de vida" que llegaban al climax en presentaciones para la cámara o públicas. Es casi injustificable dejar a un lado la realidad social a la hora de mostrar un aspecto de Cuba, sencillamente porque toda la sociedad, artístas y músicos incluidos, está atravesada por la voluntad política de un dictador que restringe la libertad de expresión. No mostrar un poco el "fuera de campo" es igual que mirar para otro lado, o al menos es objetable ya que el recurso "documental" es sólo interpretado como una pequeña cámara digital que asiste a un guitarreo espontáneo y barrial.
(Fuente: fotograma.com)
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